miércoles, enero 31, 2007

 

TRANSPORTES HERNÁNDEZ Y SANJURJO: BIPARTITO GALEGO EN CLAVE DE FOLK.

(Artículo publicado en la revista "Eclipse", enero de 2007)

Los viejos rockeros nunca mueren, sólo se transforman. Julián Hernández, batería de Siniestro Total allá por los ochenta y líder indiscutible del grupo vigués a día de hoy, se ha dado cuenta de que se pueden decir las mismas cosas y ser igual de gamberro sin tener que dar saltos entre cables, baterías y guitarras eléctricas. Por eso, junto con Rómulo Sanjurjo, coruñés y acordeonista del desaparecido grupo Os Diplomáticos de Montealto, formó allá a finales de los noventa el dúo Transportes Hernández y Sanjurjo. Un invento que, en el tradicional formato de voz, guitarra acústica, mandolina y acordeón, ha dado al mundo una serie de canciones en las que la ironía, la guasa y cierto compromiso social se conjugan siguiendo la costumbre promovida en España por Javier Krahe y continuada por individuos del pelaje de Pepín Tré, Pablo Carbonell o El Gran Wyoming.

El invento prosperó y se materializó en Privilegios de tener una ocupación inútil, auténtico disco de culto que, por lo que sabemos, que igual no, sólo se puede conseguir a través de la discográfica que dirige el propio Hernández: Discos de Freno. Sus ocho canciones prescinden de efectismos en lo técnico y derrochan frescura en lo artístico. Repertorio ideal para raritos, contiene una sabrosa oda al sadomasoquismo, un amargo retrato de la Europa más rancia, un folk dedicado al Big Mac, e incluso ritmos tribales para pedir un 0.7 que ya ni los que más lo necesitan se toman en serio.

Disco de culto, decimos. Y ahí se podría haber quedado la cosa si no fuera porque en noviembre del ya difunto 2006, el dúo sacó a la venta Vista Alegre, un segundo álbum que es maná caído del cielo. Canela fina. Uno de esos discos que uno no se cansa de escuchar y en el que no hay excusa para no dejarse los cuartos. ¿Y por qué? Pues para empezar porque la edición es de lo más estimulante, con el CD imitando a la perfección un disco de vinilo y en el interior una foto de los dos perpetradores del invento ataviados con trajes negros y garabatos fosforito. Aleccionador a la par que decorativo.

Pero vayamos al contenido y comprobemos que el repertorio completa y supera lo oído en el disco anterior. El espectáculo se abre con A ti ya te gustaría hacer el indio, Margarita, alegre defensa de los hábitos cheyennes, apaches y siux. Continúa con el desgarrador Madre Fango, que evoca de modo nostálgico al lodo primigenio y a sus incipientes habitantes deshuesados (el sonido nos sitúa inmediatamente en una charca de Louisiana o de por ahí, por lo que el efecto es doblemente legamoso). La cosa sigue con el pegadizo Sentadito y Callao, irónico testimonio del autoritarismo político y social de cualquier época. La canción romántica está presente en La Soledad del Francotirador, un emotivo poema de un hombre a su rifle. Los primeros compases de Cuánta puta y yo que viejo, uno de los grandes éxitos de Siniestro Total, son hábilmente reciclados en uno de los grandes momentos del CD, de esos que piden a gritos una nueva escucha, y luego otra más: Consumo infantil, regocijante divertimento en torno a un tema tan preocupante como la violencia infantil, seguido del desesperado grito etílico Llevadme a un bar. Destaca también la declaración de intenciones políticas Ámame, soy un liberal, y dos canciones a modo de himnos: Encenderé mi vela y Palmo de narices. Además se incluyen un par de gansadas de duración breve que amenizan el asunto y demuestran que los gallegos se lo han sabido currar.

Con esto, el CD ya tendría la calificación de sobresaliente, pero es que lo mejor se reserva para el final. La luz al final del túnel es una osada historieta musical en catorce movimientos que narra las desventuras de un hombre que muere y, arrepentido, decide regresar a la vida. Folk, country, blues, rancheras y new age se hilvanan en esta impagable traca final que, puestos a establecer comparaciones absurdas, podría entroncar con algunas de las piezas más surrealistas de Les Luthiers. Avisamos: sólo estos trece minutos justifican la adquisición del CD.Con Transportes Hernández y Sanjurjo el panorama musical nacional vuelve a ver esa luz al final del túnel. Y es que como dice el propio Julián Hernández: “Lo divertido no es lo contrario de lo serio, sino de lo aburrido”. Pocos músicos se toman la música tan en serio; por eso esperamos ansiosos el tercer álbum del dúo, así como que algún ayuntamiento los invite a las fiestas patronales para poder así disfrutar de su arte en directo. Un arte no apto para aquellos que no saben escuchar entre líneas, valorar el ingenio ni apreciar el buen gusto musical. Bisbaleros y chenoeros aparte, claro.

Comments:
"Repertorio ideal para raritos, contiene una sabrosa oda al sadomasoquismo"
Ummmmh!! pues sí.
 
Se ve que os aman... Vamos, yo opino prácticamente lo mismo de ambos discos, pero os han dejado como dioses... Mejor, ¿no? ;)
 
Hola amigos!
Solo comentaros que acabamos de publicar una entrevista a este par "individuos".

Esta
AQUI


Que la disfruteis!

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